¿Por qué protección?
La vida en el planeta Tierra, dentro del sistema solar Sol, en el brazo espiral exterior de la Vía Láctea, compuesta a su vez por 100.000 millones de estrellas, nunca ha sido particularmente fácil. Pero los desafíos que compartimos globalmente y los problemas que enfrentamos individualmente han alcanzado un nivel de dificultad completamente nuevo. Sin embargo, para aquellos que siguen el camino espiritual, no como una vocación, sino como un imperativo interno, es una oportunidad única para profundizar la realización y expandir el corazón compasivo. Aun así, aunque disminuimos el apego y abandonamos la narrativa falsa tanto del narcisismo como del odio a uno mismo, necesitamos protección. Puede ser una paradoja que el camino hacia el no-yo requiera vallas y muros, pero es dolorosamente cierto. El crisol del alma en el que transformamos nuestra pequeña mente y nuestra frágil forma en un vehículo para una luminosidad infinita y una conciencia ilimitada necesita contención. Irónicamente, alguien que está en “el camino” necesita mucha más protección que aquellos que se limitan al lujo de problemas tan mundanos como la familia, las finanzas, las relaciones, la carrera, la salud y todas nuestras demás ansiedades duraderas.
Ninguno de estos sufrimientos persistentes de la condición humana debe minimizarse ni subestimarse. El dolor que las personas soportan en el simple proceso de vivir siempre supera nuestras expectativas y ocurre a pesar de nuestras mejores esperanzas. Pero aquellos que se ven obligados a entrar en el camino espiritual inmediatamente adquieren niveles de dificultad completamente nuevos. Una de esas cuestiones apremiantes es proteger esta parte sagrada de la vida de esos mismos problemas de la vida que hemos mencionado. El centro sagrado de uno necesita ser guardado y protegido de mil distracciones, interrupciones, intrusiones tóxicas y fuerzas destructivas. Estos incluyen todas las cuestiones pasivas de la vida, así como la oposición activa de los celosos, los odiosos, los mal dirigidos, los confundidos, los farisaicos, los disruptores bien intencionados, las almas perdidas y más. Si bien nuestro objetivo es llevar nuestra realización y nuestra sabiduría más profunda al mundo y convertirlo en un lugar mejor, esto sólo es posible si hemos mantenido una ermita secreta y segura en algún lugar de lo más profundo de nuestro ser.
Creando espacio sagrado
Sin embargo, simplemente no es posible hacer un seguimiento de todas las cuestiones y problemas que nos acosan, que pueden desequilibrarnos ligeramente o llevarnos al límite. Y en cualquier caso, ese tipo de contabilidad no sería un enfoque espiritualmente hábil. En cambio, podemos lograr este fin a través del poder interno de la psique, usando la visualización, el mantra y conectándonos con energías más sutiles y una conciencia superior. Si bien existen muchos métodos dentro del Vajrayana para proteger nuestra santidad interior, ninguno es más simple y más comúnmente utilizado que el sung-kor, el círculo de protección.
En el centro del budismo tibetano se encuentran las prácticas tántricas en las que asumimos la forma iluminada de la Deidad, permitiendo que la fuerza mántrica dentro del corazón resuene e irradie luz por todo el mundo. Pero como paso previo a este cambio en la realidad, nuestro entorno de práctica debe transformarse en un espacio sagrado circunscrito. Y el círculo de protección es una forma ideal de delimitar este paisaje imaginal.
Tradicionalmente, el sungkor se fabrica a partir de vajras de cristal visualizados que forman un entramado abovedado de piso, paredes y techo que rodea y encierra completamente nuestra área de meditación, creando un espacio completamente enclaustrado. Ya sea que se haga de forma concisa o elaborada, quienes utilizan este método se vuelven conscientes de su poder, su eficacia y su profundidad, mucho más allá de lo que podríamos esperar de la "imaginación". El gran maestro de meditación Kalu Rinpoche afirmó que ésta era la práctica principal de su padre, también un renombrado yogui, quien la valoraba por encima de todos los innumerables otros medios hábiles a disposición de un vajrayanista.
Sin embargo, aquí podemos sugerir un método más simple, pero no menos eficaz, y que también es antiguo en su procedencia. El círculo de protección de cinco elementos es inherentemente lo mismo que usar el cristal vajra, que a su vez representa las Cinco Sabidurías y las cinco familias de Budas en expresión masculina y femenina. El enfoque del elemento puro es particularmente valioso y accesible, porque cada una de las cinco capas de nuestra esfera protectora tiene un significado, un propósito y su propia relación especial con nuestra mente, cuerpo y actividades. Para crear nuestro sungkor nos rodeamos de cinco esferas, como burbujas cósmicas, una dentro de la otra. Empezamos desde dentro y nos abrimos camino hacia la periferia. Los Elementos, al ser la base de todo lo que sabemos y todo lo que vemos, son un tema muy amplio y, a pesar de la experiencia de los sabios, eruditos y curanderos durante miles de años, aún quedan muchos libros por escribir sobre el tema. Aquí simplemente esbozamos algunas ideas básicas sobre las características elementales y sus efectos, un marco para futuras investigaciones.
El protector en cualquier momento
Podemos utilizar este método de creación de círculos de protección en cualquier momento y en cualquier lugar. Es una meditación ideal para conciliar el sueño por la noche. Por la mañana es la mejor forma de empezar el día. ¡Configúralo y olvídalo! Debemos entender que a medida que realizamos nuestras actividades diarias, gradualmente crearemos una protección mejorada contra aquello que dañaría nuestro cuerpo, perturbaría nuestra mente o sería un obstáculo para lo que necesitamos lograr. Piensa que la enfermedad, la manipulación, el engaño, las disputas, la mala voluntad, el odio, la codicia y la desgracia no pueden entrar en nuestra impenetrable esfera de protección energética. Recuerda pensar que se trata de una membrana semipermeable en la que determinamos qué se debe digerir y qué rechazar. Aunque guardamos los tesoros internos, damos la bienvenida activamente a las fuerzas de la creatividad, la bondad, la tolerancia, el cuidado, la fuerza interior, la resiliencia y la sabiduría que nos rodean, fluyendo libremente a través de la galaxia y hacia nuestra presencia abierta.
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